¿Por qué después de leer muchos libros, mi cerebro todavía está vacío cuando escribo ensayos?
Leer y escribir son dos cosas diferentes
Leer y escribir son cosas completamente diferentes En la lectura cultivamos las habilidades de lectura y pensamiento, pero lo que necesitamos al escribir es la capacidad de escribir. Es como un hombre gordo que es muy bueno comiendo y puede comer 100 tazones de arroz todos los días, pero ¿es un buen cocinero? Esto no es equivalente y requiere que lo transformemos y apliquemos. No hemos memorizado los contenidos clave en profundidad
La razón por la que nuestro cerebro está vacío es porque las cosas almacenadas en nuestro cerebro no están priorizadas y no hay forma de usarlas bien. Leemos muchos libros, pero muchos de ellos olvidan los anteriores después de leerlos, y al final sólo queda el bosquejo de una historia. No hemos memorizado profundamente esos contenidos clave, por lo que no son de mucha utilidad al escribir ensayos. No hay un análisis en profundidad de las técnicas de redacción de artículos
Durante el proceso de lectura del libro, ¿memorizamos o recitamos esas hermosas frases en profundidad y analizamos en profundidad sus técnicas de escritura? ¿Qué retórica se utilizó? ¿Qué papel juega esta retórica en este artículo? ¿Cómo utiliza el autor esta técnica retórica?
Es necesario estudiar detenidamente estos contenidos. No es sólo un vistazo rápido, puedes obtenerlo leyéndolo rápidamente. Leer más sólo aumenta la reserva material de nuestro cerebro. Cuando escribimos ensayos, podemos tener más materiales para escribir excelentes ensayos argumentativos. Pero si queremos escribir un artículo como una narrativa, es más difícil. Se cultiva la capacidad de expresar historias
Debido a que las narrativas requieren un alto nivel de habilidad de escritura, podemos deconstruir la historia en base a los libros que leemos. Podemos escribirlo por separado como dos líneas principales y finalmente unirlas, o podemos contar la historia en flashback, y estas operaciones pueden agregar puntos a nuestra composición.
Pero lo más crítico es la capacidad de expresar historias, que nos cuesta desarrollar. Simplemente leer libros no es suficiente. Necesitamos contar más historias para que el contenido que escribimos sea fluido y conmovedor.