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¿Cómo fue montar un puesto en el mercado por primera vez?

Cuando montas un puesto en el mercado por primera vez, pasas por tres etapas: ¿la vergüenza? ¿Hábito? Relajación

La primera etapa es la vergüenza. Al principio todos los dueños de los puestos se sintieron avergonzados. Se podría decir que todo su cuerpo estaba rechazando. Los principales síntomas son miedo a gritar y miedo a encontrarse con personas conocidas.

No te atrevas a gritar porque eres tímido. Equivale a llamar repentinamente al escenario a un compañero introvertido y presentarse en voz alta. Entonces debe estar sonrojado y con el corazón palpitante en ese momento, y le da vergüenza salir de las tres habitaciones y una sala de estar. Otra vergüenza es el miedo a conocer a alguien que conoces. Porque puede tener una cara diferente frente a sus conocidos, y si se encuentra con un conocido, la imagen en su impresión puede subvertirse. Precisamente porque no sabía cómo afrontar este enorme contraste, se sentía avergonzada.

La segunda etapa es la habituación. En ese momento, ya estaba acostumbrado a montar un puesto, podía comunicarse libremente con los clientes e incluso solicitar negocios de forma proactiva. Todavía se siente incómodo cuando aparece gente conocida, pero este sentimiento pronto desaparece. Esta emoción suele aparecer tras montar un puesto durante 3-4 días consecutivos.

La tercera etapa es la etapa pausada de espera tranquila, lo que significa que se ha adaptado y aceptado completamente a la vida en los puestos callejeros. Gritaba fuerte para atraer clientes, charlaba y reía con ellos. Incluso si vuelve a encontrarse con un conocido, no tiene miedo. Incluso esperaba que sus conocidos aparecieran con más frecuencia y se ocuparan de su negocio. A veces tomo la iniciativa de publicar mis propias noticias en cuentas sociales y compartir mis propias opiniones. En ese momento, se había integrado completamente en la vida de un vendedor ambulante y se dio cuenta de que el propósito de montar un vendedor ambulante era ganar dinero. Hizo todo lo posible para ganar dinero y convirtió la vida en los puestos callejeros en parte de su vida.

De hecho, no hay nada a lo que resistirse a la hora de montar un puesto. Ya sea que la vida te obligue o quieras experimentar la vida, siempre que tengas esta idea, puedes probarla con valentía. Las llamadas tres etapas son reflejos de los propios puntos de vista. Sólo si puedes aceptar esto en tu corazón podrás saltarte por completo los dos primeros pasos y alcanzar esta etapa pacífica directamente.

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