El maestro olvidado de la pintura: Johannes Vermeer
La mayoría de las obras de Vermeer son pinturas con temáticas personalizadas, que se basan básicamente en la vida cotidiana de los ciudadanos. La imagen general de sus pinturas es cálida, cómoda y tranquila, dando a la gente una sensación solemne, lo que demuestra plenamente la preferencia de los ciudadanos holandeses por un ambiente limpio y una atmósfera elegante y confortable. Su estilo artístico también es único. Sus pinturas tienen formas tridimensionales, estructuras exquisitas y colores brillantes y armoniosos. Es especialmente bueno para expresar la luz y el espacio interior. Las pinturas de Vermeer dan a las personas un sentido de la realidad, además de la realidad de la vida diaria, también sienten un sentido de la realidad en la fe. Le gusta utilizar el amarillo, el azul y el gris, y su comprensión del color y el manejo de la luz son excelentes. Por lo general, el diseño es simple y el tamaño no es grande, pero a menudo brinda a las personas un gran impacto visual. Utiliza una combinación de pequeños puntos (punteado) y es bueno utilizando fuentes de luz para crear una atmósfera fluida y elegante en la imagen, por lo que se le conoce como el maestro de la luz y la sombra.
"La joven de la perla" es la obra más importante de Vermeer y es conocida como la Mona Lisa de los Países Bajos. Durante más de 300 años, el mundo ha estado asombrado por la mujer de este cuadro: las líneas suaves de su ropa, los cambios de luz y sombra de sus aretes, especialmente la forma en que la mujer mira hacia atrás de reojo, avergonzada, sonriente y enojada. Sólo la sonrisa de Mona Lisa se puede comparar con ella. La verdadera identidad de la mujer del cuadro, al igual que la Mona Lisa, es un misterio eterno.
Criada sirviendo leche. Contra el fondo de una pared blanca, una mujer sencilla y robusta prepara productos lácteos bajo la luz lateral que entra por la ventana. En un rincón colgaba una pequeña cesta y la mesa estaba cubierta de comida y botellas. La criada estaba sirviendo leche blanca como la nieve del biberón, con expresión tranquila y silenciosa. El pintor absorbió esta perspectiva de los detalles de la vida cotidiana y mostró vívidas imágenes de mujeres trabajadoras.
En este cuadro toda la escena está completamente congelada en el tiempo. Ya sea una mujer lavando ropa en el callejón, una mujer sentada frente a la puerta haciendo costura o un niño jugando al borde de la carretera, sus movimientos originales se detienen por completo bajo el pincel de Vermeer. Frente a este cuadro, nuestros corazones se precipitan, exudando un toque de tristeza. En esta tristeza, sentimos que el tiempo que nos rodea pasa silenciosamente entre los dedos de nuestros pies.
Vermeer pasó toda su vida capturando cambios sutiles en la luz. Los colores de la luz parecen ser sus tranquilos pensamientos internos, que capturan la visión de los habitantes en la luz y luego los muestran en la imagen, penetrando el corazón de cada espectador.