Poemas de Su Rencong

Poemas de Su Rencong

Cada calle tiene un bonito nombre.

Cuando llueve y nieva al mismo tiempo, sus nombres siguen sonando bien.

En una sola manzana conviven edificios y casas con techo de teja.

Es como dos épocas muy alejadas que se abrazan.

Me dejaste verlo a propósito. Estamos en un hospital recién construido.

Refugiarte de la lluvia, abrigarte y mirar a mi madre y a mi abuela.

El hospital está muy iluminado y la gente se registra, hace cola y espera en la sala de espera.

Soñoliento. Prefiero que la nieve me moje.

Personas que se hacen pasar por fuertes en el hospital.

Así que, por la noche, en la mesa de vino, quiero leer poesía.

Tanto en mandarín como en dialecto, sus poemas me hicieron llorar.

Pero no salió, y mi corazón hacía tiempo que se secó.

La nueva primavera necesita lluvia.

2019.2.20

Ir a Dawan

Hay caminos rurales y pueblos a lo largo del río, y hay gente en las casas con techo de tejas.

La mujer estaba lavando ropa junto al río y el humo había subido hasta la ladera de la montaña.

Pasamos por allí y vimos a alguien encorvado plantando patatas.

La tierra roja habita en las empinadas laderas, y los melocotoneros se alzan en dos hileras para defender el río.

El agua del río es verde, y en unos días se cubrirá de flores de montaña.

Solo quedaron el anciano y los niños, viendo florecer las patatas y llenarse el maíz.

Mirando el sonido de la lectura en la escuela primaria y la vegetación que crece salvajemente fuera del muro.

Aquí confieso que amo los sentimientos ancestrales que residen en mi cuerpo.

Frente a las tumbas ancestrales, vi las montañas y los ríos caer en el silencio.

Al ir a Dawan, me encantan todos los pueblos más remotos.

Me encanta un río pequeño, me encanta un coche que pasa.

Haz el camino cada vez más angosto.

2019.2.21

El día dieciocho del primer mes lunar, salí de mi ciudad natal.

Mi padre llevó mi maleta al coche y se quedó allí.

Mi madre me dio todo el cambio. Palabras de Admonición

Desde 2010 hasta ahora, aunque ya no lo sé.

Piérdete por la ciudad. Aunque ya no le tengo miedo al mundo de los extraños.

Aunque la niebla es la misma que hace diez años, me envuelve.

El día dieciocho del primer mes lunar es el día que mi padre seleccionó del antiguo almanaque.

Es mejor viajar miles de kilómetros, aprender miles de kilómetros y pasar de una pequeña ciudad natal a un mundo estrecho.

Al dejar a mis padres, el coche chocó en la carretera de montaña.

Me miró por el espejo retrovisor con arena en los ojos.

Hay valles, piedras y maleza en mi corazón, esperando que me vaya.

Realmente deambulé salvajemente por las montañas y bosques salvajes de mi ciudad natal.

El agua verde del río se llena de olas blancas y del cabello blanco de mi padre.

Oleada

2019.2.22