Discurso del Festival de Primavera de He Zhang

El tiempo es como un río sin fin, que pasa junto a la gente con prisa y en silencio. Inconscientemente, un año memorable, 2006, se fue a toda prisa, marcó el comienzo del nuevo año y comenzó otro viaje para la gente.

En Nochevieja, duérmete con el sonido de los petardos para dar la bienvenida al Año Nuevo. "¡Feliz Año Nuevo!" A la mañana siguiente, con los saludos de Año Nuevo, abrí los ojos y busqué el 2005. Dale la vuelta al calendario, comienza un nuevo año y comienza una historia maravillosa. Me acuesto en la cama y pienso en el año pasado. Tengo sudor, felicidad y tristeza. Es como si todo estuviera sucediendo justo frente a nosotros. No pude evitar reírme.

En el pasado, no era un estudiante destacado en la clase. Envidio a esos cuadros de clase. Estudian bien y tienen muchos amigos. Anhelo ser como ellos. Entonces comencé a caminar hacia la puerta cerrada. Sudo el doble que los demás. En clase escucho atentamente y hablo activamente. Después de clase, mientras mis amigos jugaban felices en el patio de recreo, yo leía tranquilamente en el aula. Después de clase, completé la tarea asignada por el maestro cuidadosamente a tiempo y traté de ser lo más preciso posible. También me inscribí en clases magistrales en la escuela debido a mis pasatiempos. Finalmente, todo lo bueno llega con dificultad y mi arduo trabajo dio sus frutos. Mi rendimiento académico ha mejorado. En una elección del nuevo semestre, tuve el honor de ser elegido monitor por mis compañeros. Desde entonces, para estar a la altura de las expectativas de profesores, compañeros y padres, he estudiado más. Ahora soy el líder de escuadrón de la escuela y todo esto requiere la ayuda y el aliento de profesores, compañeros y padres. Con motivo del Año Nuevo chino, les deseo sinceramente todo lo mejor.

Adiós al año viejo y entra en el año nuevo. Una nueva pista pareció aparecer ante mis ojos. Tal vez me caiga en este camino, pero aun así me levantaré tenazmente y desafiaré todo tipo de dificultades. Creo firmemente que siempre habrá un hermoso arcoíris después de la tormenta.

En ese momento, el crepitar de los petardos volvió a sonar fuera de la ventana. Esto era la renuencia de la gente a dejar el año viejo y su hermoso anhelo por el año nuevo.