Cuanto más envejeces, más sabio te vuelves.
A medida que envejecemos, tenemos algunos malos pensamientos en la mente y comenzamos a hacer cosas estúpidas. Aunque nuestros padres comenzaron a educarnos cuando éramos jóvenes, la curiosidad duele en nuestro corazón. No fue dolor, fue una tortura, más perturbadora que el dolor. No queremos hacer nada malo. Si supiéramos las consecuencias después, ¡nunca lo haríamos porque sabemos que está mal!
¡Quizás estos errores sean las marcas de nuestros años!
Finalmente, bajo el cuidado de nuestros padres, crecemos y nos convertimos en adultos. Estos recuerdos somnolientos se desvanecen en un instante cuando alguien nos pregunta qué solíamos hacer. No recordamos todos los errores, fueron eliminados. ¡Ja ja! Todo el mundo lo sabe, no es que no lo recordemos. Los errores que hemos cometido están grabados profundamente en nuestros corazones y no se pueden borrar. Lo encerramos para siempre con una antigua cerradura de hierro y no quisimos mencionarlo.
A medida que ingresamos gradualmente a la escuela secundaria, entendemos que la razón por la que podemos vivir una vida feliz a pesar de tantos errores es porque nuestros padres nos perdonan, ayudan e iluminan una y otra vez. Pusieron mucho pensamiento y energía en nosotros. Es hora de tomar un descanso. Aún queda un largo camino por recorrer y debemos avanzar paso a paso. ¡Este es también el deseo de nuestros padres!
¡No es fácil! ¡Después de pasar por tanto, finalmente pasamos de la ignorancia a la madurez y finalmente entendimos el incomprensible libro de nuestros padres!