Arendt: El Holocausto y la banalidad del mal
La mediocridad de Arendt no es una teoría del tornillo. La llamada gente corriente no es más que tornillos o engranajes de la burocracia. Simplemente obedecen los procedimientos y ejecutan las órdenes, por lo que pasan a formar parte de la máquina de matar con indiferencia. Tampoco es un mal causado por las masas, como el efecto espectador; para entender el mal banal, necesitamos entender al mismo tiempo el mal extremo.
La banalidad del mal en Arendt se refiere a una extraordinaria superficialidad, una increíble y muy real pérdida de la capacidad de pensar. Este tipo de "mediocridad" es esencialmente una especie de "falta de consideración", es decir, no pensar. Ésta es la singularidad del mal banal
El mal extremo se refiere a los extremos de la naturaleza. Porque el Holocausto nazi presenta una característica única y sin precedentes, es decir, es "totalmente incomprensible". Kant decía que "el hombre es un fin, no sólo un medio". Si consideramos a los demás sólo como un medio para realizar nuestros propios intereses, entonces es inmoral pisotear la dignidad humana. Lo impactante del Holocausto nazi es que los nazis no sólo no consideraron a los judíos como un fin, sino que ni siquiera los consideraron herramientas y medios.
El "mal extremo" y el "mal banal" son en realidad dos caras de un todo orgánico. El Holocausto fue un crimen extremo, pero este crimen extremo fue cometido por criminales "mediocres". La esencia de esta "malvada mediocridad" en estos criminales no es el pensamiento, sino la pérdida de la capacidad de pensar.
Arendt llegó a esta conclusión tras estudiar a Eichmann, el líder nazi de la época. En aquella época, Eichmann hablaba libremente en el tribunal e incluso citaba dichos célebres de Kant para defenderse. Dijo que estaba cumpliendo con sus deberes y obedeciendo la ley, porque en el Tercer Reich, "las órdenes del Führer eran el núcleo absoluto de la ley existente", por lo que no sólo obedecía la ley, sino que también unificaba su voluntad con " los principios detrás de la ley." Esto es consistente con la filosofía de Kant.
Arendt, en cambio, creía que Eichmann estaba lleno de clichés y le dejó caer en clichés. También utiliza estos clichés como escudo y arma, utilizándolos para resistir la realidad y rechazar el pensamiento y el diálogo reales.
Este tipo de maldad banal es similar al de muchos de nosotros que nos inspiramos en las emociones de los medios. La capacidad de pensamiento de Arendt es en realidad la capacidad de pensar activamente y obtener un juicio independiente. Basándonos en esta cualidad de pensamiento, podemos deshacernos de los clichés y emitir nuestros propios juicios sobre el bien y el mal.
Entonces, ¿cómo podemos evitar este mal banal? Arendt creía que las leyes morales tradicionales y la Ilustración ya no podían promover el verdadero pensamiento moral. El verdadero significado de la moralidad no es seguir las reglas, sino juzgar independientemente lo que está bien y lo que está mal.
Pero el problema es que "independiente" no significa "correcto". Hay reglas a seguir, pero si uno quiere emitir juicios independientes, tiene que abandonar la obediencia a las reglas establecidas, establecer sus propios estándares y legislar por sí mismo. El riesgo es demasiado grande porque no existen estándares en absoluto.
¿Y cómo hacer juicios independientes? El consejo de Arendt es aprender de Sócrates y vivir siempre una vida de autorreflexión y dialogar constantemente con el propio corazón. Porque esas personas pueden enfrentarse a sí mismas con calma, sin engañarse con reglas y retórica, y mantener la integridad de su personalidad.
La inspiración de Arendt:
¿Cuántas veces realmente pensamos en ello en lugar de seguir la multitud o la inercia? Pensar es doloroso. Sócrates dijo que la vida no examinada no vale la pena vivirla. Pregúntese: ¿estoy pensando de forma independiente? ¿Realmente miras las estrellas y tienes leyes morales en tu mente?