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Una historia sobre un caracol

La historia del caracol

El pequeño caracol preguntó a su madre: ¿Por qué tenemos que cargar con este caparazón duro y pesado cuando nacemos? Mamá: Debido a que nuestros cuerpos no tienen huesos que nos sostengan, solo podemos arrastrarnos, pero no rápido, ¡así que necesitamos la protección de este caparazón! Caracol: La hermana Oruga no tiene huesos y no puede gatear rápido. ¿Por qué no tiene que cargar con este caparazón duro y pesado?

Mamá: Como la hermana Oruga puede convertirse en mariposa, el cielo la protegerá. Caracol: Pero el hermano Gusano no tiene huesos, no puede gatear rápido y no puede convertirse en mariposa. ¿Por qué no lleva este caparazón duro y pesado? Mamá: Como el hermano Gusano puede perforar la tierra, la tierra lo protegerá.

El pequeño caracol se puso a llorar: Somos tan pobres que ni el cielo ni la tierra pueden protegernos. Mamá Caracol lo consoló: ¡Tenemos conchas! No dependemos del cielo ni de la tierra. Estamos solos.

Esta historia nos cuenta que las personas deben aprender a ser autosuficientes, resolver sus propios problemas y superar la dependencia.

Los caracoles son moluscos, clase Gasterópodos; se alimentan de plantas y ponen huevos en el suelo o en los árboles. Se encuentra comúnmente en islas tropicales, pero algunos también viven en zonas más frías.

Los caracoles tienen conchas, con forma de pequeños caracoles, y vienen en varios colores; tienen cuatro tentáculos en la cabeza. Al caminar, la cabeza sobresale y, cuando se asusta, la cabeza y la cola se retraen hacia el caparazón. Los caracoles tienen saliva que puede inhibir a los ciempiés y escorpiones. Cuando hace calor en junio y julio, cuelgan debajo de las hojas y se elevan hasta vomitar y morir.