Ver el humo otra vez (prosa)
Recuerdo claramente cómo es mi ciudad natal. Las casas están esparcidas de manera ordenada, con árboles frondosos, viejos pozos cubiertos de musgo, las murallas moteadas de la antigua aldea, los ríos gemelos con juncos y sauces meciéndose y los caminos de piedra irregulares que separan cientos de hogares entre sí. , formando una calle de dos kilómetros de longitud. ¡Desde hace muchos años, los vecinos viven aquí y viven en armonía!
Una mañana de primavera, el pueblo estaba envuelto en una ligera niebla, y el rocío mojaba las enredaderas llenas de flores violetas. Después de algunos susurros, el pueblo despertó. En ese momento, un humo azul claro también salía de todas las casas. Los niños iban a la escuela uno tras otro, los hombres fuertes acariciaban las vacas y cavaban los campos, y las mujeres en casa lavaban y cosían ropa de verano bajo las vides. El cabello de las sienes de las mujeres ¡Soplado por el viento, es muy suave y conmovedor!
A las tres de la madrugada vi cómo el humo de la chimenea de la cocina se enroscaba sobre la casa desnuda. Después de un rato, el aroma de la comida llenó todo el pequeño pueblo. La bella mujer llamó a los niños a casa con extraña ira. El hombre corpulento abrió los brazos y se acuclilló bajo el algarrobo frente a su casa, comiendo y charlando con sus vecinos. ¡Eso es autosatisfacción, eso es placentero y envidiable!
He estado fuera de casa durante décadas y muchos acontecimientos pasados se han ido borrando gradualmente de mi memoria. Sólo el humo de la cocina de la desolada casa del pueblo a menudo permanece en mi mente, persistiendo con ternura y calidez...
Vi humo saliendo de la cocina. Era una tarde de otoño cuando regresé a mi ciudad natal para asistir a la boda de mi prima. Fue un día agitado y llegué por la tarde a mi ciudad natal perdida hace mucho tiempo. A través de la ventana podía ver el pueblo no muy lejos, donde había soñado cientos de veces en medio de la noche, y el humo que salía de la cocina. La diferencia es que la casa con techo de paja original se ha convertido en un edificio alto e imponente. Lo que no ha cambiado es el inquietante humo que sale de la cocina.
¡Ahora conoce gente cerca de mi pueblo!
El humo de mi ciudad natal tocó mis nervios y mis lagrimales. ¿Son lágrimas de anhelo o de vergüenza? No lo sé...
Salí del auto y pisé el campo de otoño. Al mirar esta hermosa imagen, no pude evitar pensar en la vida.
No importa cuán próspero hayas disfrutado o cuán magnífica haya sido tu vida, siempre anhelas paz y comodidad, ¡al igual que este humo ligero, que hace que la gente esté pacífica y cálida!