Gigante hotelero danés
Anders es una persona muy discreta, trabajadora, entusiasta de la protección del medio ambiente y rara vez criticada por los demás. Se perdió dos secuestros, ambos para proteger a su familia, especialmente a sus hijos, de injerencias externas.
No importa lo estresante que sea el trabajo, siempre se tomará tiempo para estar con sus hijos, incluidas estas vacaciones a Sri Lanka, la "Perla del Océano Índico" y el santuario de los dioses.
Sin embargo, este santuario de los dioses trajo un dolor imborrable a sus familias. En abril de 2017, cuatro días antes de la explosión, Anders acababa de anunciar a los medios que él y su esposa habían decidido dejar en el futuro sus tierras y bienes a sus cuatro hijos. Se ocupan de los asuntos pendientes de la pareja. Como resultado, un repentino ataque terrorista se cobró la vida de sus tres hijos y destruyó a la familia.
Durante las vacaciones de Semana Santa, la familia Anders fue de vacaciones a Sri Lanka y se alojó en el Hotel Shangri-La, donde se produjo una explosión. El mismo día se produjeron ocho explosiones en serie en Sri Lanka. Los primeros seis incidentes ocurrieron casi simultáneamente a las 9 a.m.
Es hora de que los cristianos sirvan el desayuno en iglesias y hoteles. Los atacantes se escondieron entre la multitud en iglesias y restaurantes de hoteles y detonaron potentes bombas. Para causar mayores daños, los atacantes llenaron las bombas con bolas de metal.
Tres días antes de la explosión, Alma, la hija mayor de Anders, publicó fotos de sus hermanos menores en Instagram, llamándolos cariñosamente los "tres osos". No importa la vida ordinaria de Anders o la vida de Alma, no nos resulta difícil ver lo buena que es la relación familiar, llena de calidez y cariño.
La muerte repentina de los niños golpeó tan fuerte a Anders que ni siquiera quiso revelar ninguna noticia sobre los niños a los medios. No sabemos si su patrimonio quedará en manos del único hijo que le queda o si se utilizará para otros fines.