Li Lei estaba de vacaciones, así que decidió ir a la playa por unos días.

Una mañana, abordó un tren hacia la playa. Una hora más tarde, el tren se detuvo en un pequeño pueblo junto al mar. Cuando salió de la estación unos minutos más tarde, vio un pequeño hotel y entró.

Le preguntó al jefe cuánto costaría quedarse una noche.

"Quince dólares", respondió el jefe.

"No puedo pagar este precio", dijo Li Lei con tristeza.

"Está bien", respondió el jefe. "Si haces tu propia cama, sólo puedes pagar diez dólares.

Li Lei estaba muy feliz porque siempre hacía su propia cama en casa. "Está bien", dijo, "lo haré. "

El jefe fue al fondo de una habitación y regresó con Li Lei con algunas cosas. "Aquí tienes", dijo, dándole un martillo y algunos clavos.