Bastardo descarado.

Después de ver "Malditos Bastardos", el que más me impresionó fue el que interpretaba al llamado "Cazador de Judíos". Es a la vez cruel y observador. Es como un águila, nada puede escapar a sus ojos y, como un zorro, conoce todas las reglas de supervivencia en la jungla. Cada vez que aparece me hace sudar por él. Con la garantía de ganar, se acercó al objetivo paso a paso y lo mató en silencio.

La escena que más me impresionó fue cuando registró por primera vez los hogares de los franceses en busca de judíos. Sabía desde el principio que había un judío escondido bajo el suelo, pero lo más fascinante de sus aterradores métodos fue que rompió las defensas psicológicas del oponente poco a poco y lo mató a su manera. Dejó ir a la pequeña niña judía porque creía que algún día la encontraría y la mataría, tal como había matado a otros judíos. "Fuera de alcance. ¡Adiós, Shoshana!". Nunca perdió el ritmo.

Esta película no trata sobre lo geniales que fueron los nazis alemanes, pero lo más importante es sobre los "bastardos descarados" que aterrorizaron a los nazis. Un grupo de personas liderado por el "villano" Eldo utilizó la violencia para combatir la violencia, que fue particularmente efectiva en esa época en la que la humanidad fue aniquilada. La estética de la violencia también hace que toda la película sea "vibrante". La forma eficaz de hacer las cosas se basa en el conocimiento del enemigo. Entiende los trucos de la gente buena y las tácticas de la gente mala, tanto buenos como malos. La violencia, la sangre, la sátira de la naturaleza humana, la narrativa con múltiples pistas y ángulos y la música explosiva también hacen que sea difícil dejarlo.

En fotografía, los valores más claros y más oscuros se añaden a cada lado de una barra de color para mostrar lo diferentes que son de los puntos blancos y negros. La luz de ángulo bajo realza la textura del césped y añade contraste. También son geniales las esbeltas sombras que dejan los tejados y las vacas. La gran cantidad de primer plano abierto ayuda a transmitir la inmensidad del lugar y proporciona una sensación de espacio, especialmente porque el césped está casi al nivel del protagonista. Las montañas lejanas al fondo contribuyen en gran medida a la profundidad de campo. Hay un buen equilibrio entre la casa y los árboles, lo que también mantiene pequeños a los actores.