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Aplicación de la holografía cósmica

Bohm no es el único investigador que piensa que el universo es una ilusión holográfica. En el campo de la investigación del cerebro, el neurocientífico Karl Pribram de la Universidad de Stanford también cree de forma independiente en la naturaleza holográfica de la realidad. Pribram estudia cómo el cerebro almacena recuerdos y se sintió atraído por los modelos estructurales holográficos. En las últimas décadas, muchos estudios han demostrado que el almacenamiento de la memoria no se limita a un área específica sino que está disperso por todo el cerebro.

En una serie de experimentos históricos en la década de 1920, el neurocientífico Carl Laschli descubrió que no importa qué parte del cerebro de un ratón se extrajera, no afectaba su memoria y aún podía mostrar signos de cirugía compleja. habilidades aprendidas previamente. El único problema era que nadie podía encontrar una teoría que explicara la extraña naturaleza del almacenamiento de la memoria, donde el todo existe en cada parte. Luego, en la década de 1960, Pribram se topó con el concepto de holografía hasta que encontró la explicación que los neurocientíficos habían encontrado. Buscando. Pribram creía que los recuerdos no se registraban en células nerviosas, o grupos de células, en el cerebro, sino en patrones de impulsos nerviosos que abarcaban todo el cerebro, muy parecidos a los patrones de difracción láser extendidos a través de una película holográfica.

En otras palabras, Pribram creía que la mente misma es un holograma.

La teoría de Pribram también explica cómo el cerebro humano puede almacenar tantos recuerdos en un espacio tan pequeño. Se estima que el cerebro humano puede recordar aproximadamente 10 mil millones de bits de datos durante toda la vida.

Del mismo modo, entre otras funciones, la holografía también tiene sorprendentes capacidades de almacenamiento de datos: se pueden grabar muchas imágenes diferentes en el mismo negativo simplemente cambiando los ángulos de los dos rayos láser. Se ha demostrado que una película de 1 centímetro cúbico puede almacenar 10 mil millones de bits de datos (aproximadamente 5 conjuntos de la Enciclopedia Británica). Si el cerebro funciona según los principios de la holografía, podremos comprender mejor la capacidad especial de los seres humanos y la capacidad de recuperar rápidamente cualquier información que necesitemos de ese enorme almacén de memoria.

Supongamos que un amigo te pide que le digas qué piensas cuando dice la palabra "cebra". No es necesario buscar en ningún archivo de alfabeto cerebral gigante para obtener la respuesta. En cambio, inmediatamente le vienen a la mente asociaciones como "rayas", "caballos" y "fauna africana".

De hecho, una de las características más sorprendentes del proceso de pensamiento humano es que cada pieza de información parece estar interconectada con todo el resto del material, otra característica fundamental de las ilusiones holográficas. Debido a que cada parte de la ilusión holográfica está interconectada con todas las demás, este puede ser el mejor ejemplo de un sistema interactivo en la naturaleza. Inspirado en el modelo cerebral holográfico de Pribram, el almacenamiento de la memoria no es sólo el único misterio ligeramente resuelto en la ciencia del cerebro. Otro misterio es cómo el cerebro traduce la gran cantidad de ondas (ondas luminosas, ondas sonoras, etc.) que recibe de los sentidos al mundo concreto que perciben las personas.

Registrar e interpretar fluctuaciones es para lo que es buena la holografía. Es como si la holografía fuera como una lente, una herramienta de traducción que puede transformar patrones ondulados aparentemente sin sentido en imágenes coherentes. Pribram cree que el cerebro también tiene una lente que, mediante el principio holográfico, convierte digitalmente las fluctuaciones recibidas a través de los sentidos en el mundo percibido por el corazón humano. Existe abundante evidencia de que el cerebro funciona mediante principios holográficos. De hecho, la teoría de Pribram ha sido apoyada por un número creciente de neurocientíficos. Hugo Zucarelli, un investigador del cerebro italiano proveniente de Argentina, aplicó recientemente el modelo holográfico al mundo auditivo. Le sorprendió el hecho de que el cerebro humano pueda detectar la dirección de un sonido sin girar la cabeza, incluso si sólo un oído puede oír.

Zucarelli descubrió que los principios holográficos podrían explicar esta capacidad. Zucarelli también desarrolló la tecnología de sonido holográfico, una tecnología de grabación que permite una reproducción casi realista de los fenómenos sonoros. Pribram cree que nuestros cerebros construyen matemáticamente una realidad "dura" basada en entradas fluctuantes externas. Esta idea también está respaldada por muchos experimentos. Los experimentos han demostrado que los sentidos humanos son mucho más sensibles a las fluctuaciones de lo que se pensaba.

Por ejemplo, los investigadores han descubierto que la visión humana también es sensible a las ondas sonoras, que el olfato está relacionado con las fluctuaciones actualmente llamadas oámicas y que incluso las células del cuerpo humano son sensibles a fluctuaciones a gran escala. Estos hallazgos llevan a deducir que sólo en el campo de la percepción holográfica tales fluctuaciones pueden clasificarse como percepción normal.