Las "dunas de arena del cuerpo humano" en el desierto de Kumtag en Xinjiang son tan suaves como la piel de una niña.
El arte más misterioso y mágico del mundo es el arte corporal, pero ¿alguna vez has visto las dunas de arena humanas creadas por la naturaleza? No te preocupes, hay “dunas de arena humanas” tan suaves como la piel de una niña.
Durante miles de años, el desierto dorado y el oasis han sido interdependientes, como una pareja de amantes leales, mirándose en silencio y acompañándose. Utilizan el lenguaje del viento para contar la historia de cien años de desamor y cuidados. El mar ilimitado de arena cocido por las llamas de verano de "Huozhou" es espectacular, majestuoso e impresionante. Este es el mundo de la arena, su color es el mismo que el amarillo. Subiendo la montaña de arena y mirando desde la distancia, la arena es amarilla, el cielo es azul, las nubes son claras y el viento es claro. Las sinuosas dunas de arena, una tras otra, son tan espectaculares como las olas del Mar Amarillo que se extienden hasta el cielo. La naturaleza es una pintora talentosa. Utiliza el viento como pluma y el desierto como papel. Aplícalo casualmente con las manos y aparecerán ante tus ojos una serie de "dunas de arena humanas" tan suaves como la piel de una niña. También hay dunas en forma de panal, dunas onduladas y pendientes de escamas de peces. La arena es fina y de grano uniforme, ¡lo cual es impresionante! Lo que es aún más sorprendente es que el vasto mar, que se considera un área prohibida para la vida, también está vivo. Es el reino de las plantas de arena, con muchas plantas tolerantes a la sequía, como Tamarix, Echinacea, White Thorn, Haloxylon ammodendron, etc. Las diminutas hojas de espina de camello son la única hierba que los camellos salvajes pueden comer y sobrevivir. Grupos de vegetación que crece naturalmente llenan el desierto de una vitalidad infinita. Se sabe que aquí hay más de 500 plantas del desierto, incluidas más de 40 plantas raras y en peligro de extinción. Estas "flores del desierto" son polinizadas por el viento, y cuando los frutos maduran, son esparcidos por el viento. Encuentran un entorno adecuado para sobrevivir en el vasto desierto y prosperan, interpretando el mágico y maravilloso ciclo de vida de la naturaleza.
En este desierto más cercano a la ciudad, no sólo sentí su inmensidad y magnificencia, sino también su encanto y feminidad. En un entorno donde las personas y la arena conviven en armonía, ¡debemos agradecer el regalo de la naturaleza!