Fotógrafo Zanahoria

Cuando salí por la puerta, estreché la mano del resplandor de la mañana y me toqué la cabeza. ¡Buenos días, qué refrescante! ¡Me siento tan renovado!

Llegué al jardín sin saberlo. El abuelo Earthworm fue el primer amigo que visité. Abuelo Lombriz, ¿cuántos años llevas trabajando en el suelo húmedo? Me pregunto cuántas vidas has guiado hacia la luz y les has permitido prosperar. Eres más feliz entonces. Me pregunto si estás cansado. No creo que te canses, porque esta es tu elección sin arrepentimientos. Nos muestras un alma optimista e inquebrantable.

¡Hola Hermano Tomate! Llevas una bata de algodón roja. ¿Te has disfrazado para mi llegada? ¡Hola, hermana Luobo! ¿Te escondes en la tierra y me invitas a jugar al escondite contigo? ¡Hola señora Repollo! ¿Usarías un vestido verde y un vestido blanco para cenar? ¡Entonces ve rápido! ¡No llegues tarde! ¡Hola hermano rana! ¿Mirar fijamente a los ojos brillantes y querer atrapar más plagas? No, tus méritos ya son grandes. ¿Cuántas plagas han muerto en tu vientre? ¡Qué! ¿Quieres perseverar y batir tu propio récord? ¡Está bien! ¡No te molestaré, vamos! ¡Hola! ¡Tía Repollo! Eres genial. Todos los hermanos repollo prosperan en tus brazos. No importa la tormenta o el sol abrasador, nunca te inmutas. ¡Qué desinteresado eres! ¡Hola, hermanos hormigas! ¿Qué haces con tanta prisa? ¿Vaya? ¿Va a llover? Gracias por recordármelo, ¡así que date prisa y vete a casa!

Tan pronto como caminé hacia la sombra, empezó a llover. Hola hermana Yudrop! ¡Qué linda eres! ¿Vaya? ¿Me estás diciendo que me vaya a casa? No, está bien. No importa si me pilla la lluvia. ¡Será mejor que vayas a hidratar al tío Lu! Abrió la boca.

Se detuvo. Había algunas ranas croando en el campo y un grupo de gansos que regresaban volaban entre las nubes. Es hora de que yo también me vaya a casa. Estreché suavemente mi mano, de buen humor y buen recuerdo, y le devolví un toque de rojo atardecer.