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¿Qué momentos has presenciado con el repartidor que te hicieron sentir triste?

Estos momentos del repartidor me dan tristeza.

1. Cuando hace mal tiempo, tenemos que entregar comida.

El trabajo de un repartidor no distingue entre primavera, verano, otoño e invierno. No importa que sea frío invierno o pleno verano, siempre que el cliente haga el pedido, tiene que entregárselo. Esto no es fácil. Este verano tuvimos una fuerte tormenta. Las calles y carreteras se inundaron y la gente se refugió en casa de la lluvia. En ese momento, vi a un chico de comida para llevar andando en una bicicleta eléctrica y todavía estaba entregando comida para llevar en la calle. La fuerte lluvia empapó todo su cuerpo y todavía no descansaba. Al ver esta escena, me sentí muy triste. No tuve más remedio que ignorarlo para poder sobrevivir. Los altibajos de la vida.

2. Debes enfrentarte a las críticas deliberadas de los clientes. A algunos clientes también les gusta dejar críticas negativas.

Las valoraciones de los clientes están directamente relacionadas con el salario del repartidor. Si el repartidor tiene demasiadas críticas negativas, no sólo afectará su reputación, sino que también tendrá un impacto directo en su salario. Ponerle las cosas difíciles deliberadamente al repartidor.

Era invierno y la chica de al lado pidió comida para llevar. Debido al clima nevado, las carreteras heladas y las carreteras resbaladizas, el tiempo de entrega del chico de la comida para llevar fue unos minutos más lento de lo habitual. Como resultado, la niña criticó al repartidor frente a él. No le agradaba por ser demasiado lento en entregar la comida y hacerla esperar tanto. Finalmente, dijo que le daría una mala crítica al repartidor y que nunca se lo daría. Vuelve a darle una mala crítica. No pidas comida para llevar en su restaurante.

El repartidor no desmintió estas críticas y pidió disculpas durante todo el proceso. Después de que la chica perdió los estribos, me limpié las comisuras de los ojos con la mano cuando vi que el repartidor se iba. Al mirar su figura al irse, supe que debía sentirse muy triste en este momento. No solo lo regañaron, sino que también le dedujeron su salario. Realmente sentí pena por él.