¿Por qué el cerebro anhela la comida chatarra cuando hacemos dieta?
Como todos sabemos, la industria de la restauración en varios países está en auge. Más de la mitad de los adultos británicos intentan perder peso controlando su ingesta calórica anual. Desafortunadamente, perder peso no es tan sencillo como decir no a las galletas y preferir una ensalada. Esto es cierto incluso para aquellos que han perdido peso con éxito mediante una dieta.
Entonces, ¿por qué nos resulta tan difícil hacer dieta, incluso si la planificamos cuidadosamente? ¿Por qué no podemos controlar nuestro deseo de comer?
1. Señales de comida
Cuando pasamos por un puesto de aspecto delicioso en el supermercado o olemos el aroma de la comida, las ignoramos con las calorías y nutrientes incluidos, en nuestra boca. Estará regando en poco tiempo. Las señales sensoriales de los alimentos como éstas son difíciles de ignorar y, lo que es más, pueden ser provocadas no sólo por el gusto y el olfato, sino también por la publicidad o los logotipos de las marcas.
Cuando tenemos hambre, las hormonas estimulan el cerebro y notamos más señales de comida. Los investigadores también descubrieron que cuando tenemos hambre, nuestro cerebro presta más atención a las señales de alimentos no saludables, como los alimentos con alto contenido de azúcar y grasa. Los estudios han demostrado que cuando a los sujetos del experimento se les mostraron imágenes de alimentos ricos en calorías, las señales provocaron respuestas de apetito esperadas, como salivación o informes directos de querer comer los alimentos que se muestran en las imágenes.
Estos fenómenos significan que para quienes están perdiendo peso, si sienten hambre durante el proceso de dieta, las propiedades llamativas de los alimentos ricos en calorías serán un gran desafío para ellos.
Sin embargo, el lado positivo es que podemos entrenar nuestra fuerza de voluntad para ignorar las señales tentadoras. Un estudio demostró que los participantes que ignoraban las señales de la computadora sobre alimentos ricos en calorías comían menos refrigerios que aquellos que prestaban atención a las señales.
2. Quieres comer más si no te permiten comer
Hacer dieta suele significar “renunciar” a aquellos alimentos ricos en calorías que nos gustan para poder reducir la ingesta calórica. Pero los investigadores han descubierto que si nos piden que no comamos estos alimentos, los anhelamos más. Aún más anhelo por esas cosas prohibidas que cuando no nos privamos.
En otro estudio, se pidió a los consumidores habituales de chocolate que no comieran chocolate durante una semana. En esta condición, el deseo de los participantes por el chocolate y otros alimentos ricos en calorías fue significativamente mayor que entre los participantes a los que no se les prohibió comer chocolate. Además, los participantes comieron más calorías cuando se les permitió comer alimentos que de otro modo estarían prohibidos.
Esto significa que incluso si las personas que hacen dieta intentan evitar los alimentos favoritos, las conductas de privación y las respuestas cognitivas a los alimentos pueden crear inadvertidamente más tentaciones.
3. "A la mierda el efecto"
Al perder peso, lo que comes y cuándo comes suelen estar restringidos por el plan de dieta elegido por el perdedor. Pero las reglas estrictas de una dieta son en realidad problemáticas, porque cualquier comportamiento alimentario que no dependa de las señales fisiológicas del cuerpo aumentará el riesgo de comer en exceso.
Otro problema con las reglas de la dieta es que incluso una pequeña infracción, como robar un pequeño trozo de pastel, puede descarrilar todo el proceso de la dieta. Los investigadores lo llaman el "efecto joder", conocido científicamente como alimentación contrarreguladora. Este efecto ha sido confirmado en algunos experimentos. Estos estudios muestran consistentemente que las personas que hacen dieta que creen que han roto una regla dietética al comer un refrigerio alto en calorías continúan comiendo más calorías después de la cena porque mentalmente han enmarcado su dieta como un fracaso y piensan: "Al diablo, puedo disfrutarla". "Sólo cuando estoy lleno puedo tener la fuerza para perder peso", y el comer y beber posterior a menudo les hace producir más carne.
Si bien en la vida real unas pocas calorías extra rara vez tienen un impacto significativo en tu dieta, un error de este tipo puede tener un impacto psicológico mayor. Es probable que una dieta "fallida" desencadene emociones negativas como la culpa o el estrés, las cuales pueden llevar a comer en exceso.
¿Qué podemos aprender de todo esto? Exigir a las personas que hacen dieta que cumplan reglas dietéticas estrictas o prohibirlas en sus comidas favoritas es un error y, paradójicamente, aumenta el riesgo de que la persona que hace dieta coma en exceso.
En cambio, puede ser útil para quienes hacen dieta reconocer que los humanos estamos programados para sentirnos atraídos por los alimentos ricos en calorías y que estas señales provocarán la mayor tentación si tenemos hambre.
La creciente tasa de obesidad significa que más personas están recurriendo a dietas para perder peso. Desafortunadamente, no existen reglas dietéticas perfectas que nos ayuden a alcanzar nuestros objetivos de salud, pero si entendemos cómo funciona el cerebro y reconocemos los efectos psicológicos de hacer dieta, podemos recuperar el control frente a la tentación.
El personal de Tadpole está compilado de ibtimes, traductor Gougege, la reimpresión requiere autorización