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¿Cómo pasan Halloween los occidentales?

Cada año, el 1 de octubre, se celebra en Occidente el tradicional "Festival de los Fantasmas": Halloween. El 31 de octubre es Halloween. A menudo llamado Halloween. Sin embargo, el ambiente del día estuvo lejos de ser "espeluznante" como su nombre indica.

Cuando llega Halloween, los niños están ansiosos por ponerse disfraces coloridos y máscaras extrañas, llevar linternas a casa y pedir regalos a los adultos. Dos de los símbolos más famosos de Halloween son la espeluznante calabaza y el truco de magia o de regalar dulces.

La "linterna de calabaza" tiene una pinta monísima y el método es muy sencillo. Ahueca la calabaza, talla ojos sonrientes y una boca grande en el exterior, coloca velas dentro de la calabaza y enciéndela, y la gente podrá ver esta sencilla cara sonriente desde la distancia. Este es el juguete favorito de los niños.

Sin embargo, Halloween sigue sobre la mesa. No sólo se debe preparar comida para los "niños" que vienen a causar problemas, sino que también se debe preparar una mesa para esta festividad especial.

En la noche más embrujada del año, aparecen todo tipo de fantasmas, piratas, extraterrestres y brujas. Antes de la era cristiana, los celtas no realizaban rituales en verano para agradecer a Dios y al sol. En aquella época, los adivinos encendían y realizaban brujerías para ahuyentar a los espíritus malignos que se decía que deambulaban por ahí.

Posteriormente, la fiesta de la cosecha celebrada por los romanos con nueces y manzanas finalizó entre los celtas el 31 de junio. En la Edad Media, la gente se disfrazaba de animales y máscaras aterradoras en Halloween para ahuyentar a los fantasmas. Aunque más tarde el cristianismo reemplazó las prácticas religiosas celtas y romanas, las primeras costumbres persistieron.

Hoy en día, los niños visten diversos disfraces y máscaras y participan en bailes de Halloween con mentalidad lúdica. En las paredes que rodean estos bailes suelen colgarse magos de papel, gatos negros, fantasmas y huesos. En ventanas y puertas hay dientes sonrientes o feas linternas. Los niños también suelen intentar morder las manzanas que cuelgan.