Un diseñador causó polémica tras gastar 1,32 millones para ayudar a un hombre rural a renovar su antigua casa. ¿Vale la pena esos 1,32 millones?
El diseñador causó polémica tras gastar 1,32 millones para ayudar a un hombre rural a renovar su antigua casa. Creo que los 13,2 millones no valían la pena. Dream Remodeler es un programa de renovación de casas lanzado por Dragon TV. Las personas pueden enviar sus casas al equipo del programa y, después de pagar una tarifa determinada, el equipo del programa las renovará. Este programa ha estado al aire por un tiempo y todavía es relativamente popular, pero no esperaba que en el episodio más reciente, realmente se anulara. 1. El sueño de reformar una vivienda se vuelca.
Un anciano del campo va a gastar 13,2 millones de yuanes para renovar su casa, con la esperanza de que su casa pueda convertirse en una villa de dos pisos como la casa de su vecino. El ideal es gordito, la realidad es flaca. Una vez completada la transformación, la audiencia se sorprendió. La villa ideal de dos pisos del tío se convirtió en una casa tosca similar a una fábrica. Esto hizo que los internautas exclamaran que realmente no podían aceptarlo. Personalmente, también creo que el efecto de la transformación de 1,32 millones es insatisfactorio. 2. No satisfacer las necesidades de los usuarios.
Creo que cualquier diseñador debería preguntar los requisitos del propietario antes de diseñar una casa, y diseñar basándose en los requisitos claros del propietario. De hecho, el tío también dejó claro que quería una villa de dos plantas, pero su idea fue rechazada por el diseñador. Dejando de lado si la idea del diseñador tiene sentido o no, creo que no considerar el tema desde la perspectiva del cliente es un fracaso en sí mismo. 3. El estilo diseñado.
La razón por la que a los diseñadores se les llama diseñadores puede ser porque pueden diseñar cosas que no podemos entender. Esta vez, la casa del tío fue diseñada al estilo de una casa tosca. Aunque el presupuesto fue de más de un millón, el efecto general no fue diferente al de una fábrica tosca de ladrillo rojo. A juzgar por el efecto final, creo que no vale el precio de más de un millón. Espero que los diseñadores puedan ser más pragmáticos y comprender las necesidades de sus audiencias. Sólo así podrán diseñar los productos que la gente quiere.
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